Una de las últimas charlas a las que he asistido la impartió Antón Mouriz de Manaia.
Si tenéis ocasión de escuchar su charla sobre “Mitos y mentiras sobre adopción” no dejéis de ir a escucharle, merece la pena.
Una de las ideas que más me impactó es que el identificaba la adopción como un TRISQUEL que es esa imagen celta compuesta de 3 espirales.
Cada una de las espirales simboliza un elemento de la adopción: el niño/adolescente, la familia adoptiva y la familia biológica.
Y así es: tú no adoptas un niño solamente, te traes todo su “sistema familiar” porque él va a seguir unido a ellos por siempre genéticamente, sistémicamente.
Son su raíz, su origen…y algún día, probablemente, va a querer buscarlo y, aunque no llegue nunca ese momento lo que sí necesita con toda su alma es que nosotros lo respetemos y lo honremos.
Se puede honrar de muchas maneras, según el origen de cada niño podéis encontrar la manera: visitando exposiciones del país, viendo películas de allí, preparando alguna receta, teniendo algún detalle decorativo en casa….cada familia tiene que encontrar su conexión para que ellos sientan que se respeta su origen.
Últimamente he tenido ocasión de escuchar a varias personas adoptadas adultas (de esto hablaremos otro día) y una de ellas, Vandita García, decía que volver al lugar de origen hay que hacerlo cuando nuestro hijo lo pida, tal vez tarde en estar preparado para ir y hacerse preguntas y revivir todo lo que allí sucedió.
Los de adopción nacional lo tenemos más fácil, están más cerca sus orígenes pero aún así, por ejemplo los míos que proceden de otra comunidad autónoma, hay que ir si ellos quieren ir.
Los míos pedían volver desde muy pequeños y lo hicimos en cuanto tuvimos la adopción en firme, y luego, años más tarde, hubo un verano que mi hija pidió ir a celebrar su cumple allí puesto que, como había nacido allí, quería celebrarlo en su ciudad.
Y así lo hicimos, aquel año, las vacaciones fueron para ir a celebrar su cumple.
También hay niños que no quieren saber nada sobre su país de origen.
Una madre amiga decía que su hijo no quería saber nada de su país de origen porque allí “abandonaban a los niños” y hace poco hablé con una adolescente que me decía que de allí no quería saber nada, que era “lo peor”.
Y entonces ¿Cómo construimos su identidad?
Si consideras que procedes del peor lugar del mundo ¿Qué autoconcepto de sí mismos pueden hacer?
Podéis compartir vuestras opiniones al respecto si os apetece, dejando un comentario.
Seguro que, entre todos, podemos acompañar a nuestros en su camino de vida.
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"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"
¡Qué buen símil el del triskel! Muy cierto lo de “traerse todo el sistema”. Es algo que la gente no entiende, ni antes ni después de adoptar. Creen que hay una brecha y a partir de ahí somos el niño y nosotros, una nueva familia empezando de cero. Nada más falso, ni menos respetuoso para el niño y su origen. Venga de donde venga, y haya vivido lo que haya vivido, si hoy está con nosotros es gracias a ese pasado.
Sí Yolanda, así es, muchos tienen esa idea….”pero si ya no se acordará” ¿Te suena? Nuestros hijos vienen de esa realidad: social, cultural, racial…la que sea y se va a manifestar en una parte de él porque es su genética y se va a manifestar junto a nuestra educación.
Su sistema familiar, lo conozcamos o no, seamos conscientes de él o no, va a estar ahí.
Y ahí tenemos algunos duelos que hacer. De ellos hablaré otro día.