Hace tiempo que no creo en las casualidades pero sí, y cada día más, en las causalidades.
Todo sucede por algo….y cuando tiene que suceder.
Aprovechando, además, que hoy es el día del libro voy a regalaros un relato:
EL VIAJE DE GLAUKA
Glauka había nacido hacía algo más de 13 años en un frio hospital de no importa que ciudad.
Había nacido demasiado pronto, débil, con diversos síndromes, y sus primeras semanas de vida las pasó sola, en la UCI de neonatos.
Cuando le pudieron dar el alta, nadie la esperaba…era una bebé de algo más de un mes que requería numerosos cuidados que le proporcionarían en aquella institución pública.
Un año después lo peor había pasado, aún quedaban secuelas pero saldría adelante.
Era fuerte a pesar de todo.
A punto de cumplir los 2 años los servicios sociales le habían encontrado una familia.
Apenas hablaba, cuando vio a sus padres por primera vez, parecía una muñeca asustada.
Aunque no decía nada sus ojos lo decían todo.
Era un salto en el vacío a lo desconocido.
La única seguridad que conocía se esfumaba.
El principio de su viaje.
Quizá por eso ahora tampoco decía nada, no expresaba lo que sentía, se había cerrado en sí misma.
Acababa de dar un salto en el vacío de la infancia a la adolescencia en el mismo momento que uno de sus pilares seguros se había desmoronado.
Se empezaba a mostrar diferente, distinta a la que había sido, su cuerpo evolucionaba, su mente evolucionaba y ella se sentía insegura…sus amigas cambiaban a otro ritmo, de otra manera y le daban de lado.
Y eso dolía…su corazón sangraba en silencio y soledad.
Para sacar ese dolor fuera empezó a autolesionarse y a ocultarlo.
Coqueteaba con la idea de seguir comiendo o dejar de hacerlo.
De momento lo controlaba pero ¿y si un día no controlo? ¿y si no puedo con este dolor que siento?
Y su viaje empezó a discurrir por un túnel en aquellos días…nuevas compañías, nuevas experiencias y a pesar de todo, soledad.
Aunque sus padres le dijeran que la querían, aunque le repitieran que estarían siempre ahí, que estarían para ella….se sentía sola, creía que siempre se había sentido sola, que algo no estaba bien, que algo fallaba en ella.
Atraía a su alrededor, como un imán de fatalidad, a otras adolescentes en situaciones límite: anorexia, intentos de suicidio, abusos…
¿Cómo gestionar tanto dolor?
¿Cómo estar ahí para ellas sin caer en el mismo abismo?
Entre sus manos sostenía, a menudo, los corazones heridos y rotos de otros a los que, como a ella, les dolía vivir.
A pesar de todo, todavía reía a veces, pero ya no era esa risa cantarina y contagiosa que la caracterizaba.
De repente, el mundo tal como lo conocía desapareció, se quedó en “pausa”, tal como hacían en muchas ocasiones mientras era pequeña, se tuvieron que quedar en casa “a salvo” y volver a la tranquilidad y el sosiego de tardes de sofá, ya no era tan necesario esconder el miedo porque era obvio que todo el mundo lo sentía y, en su casa, se podían expresar esas emociones y compartirlas.
Se podía volver a meter en la cama de sus padres el domingo por la mañana y, aunque ya no se acurrucase entre ellos, al menos, iba.
Y las sobremesas, sin prisa, compartiendo bromas y riendo como hacía tiempo que no reían y, de repente….volvió a sonar….se volvió a escuchar aquella risa cantarina y contagiosa tan suya.
Y se volvieron a iluminar sus ojos.
Quizá su corazón también había curado algunas de esas rojas heridas….
Estaba preparada para continuar su viaje, con calma, sin prisa….
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"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"
Muy duro para esa criatura, se me ha encogido el corazón. Conforme iba leyendo. A veces fallamos en estar a la altura de ellos, no saber actuar bien , los amigos@s pueden ser muy crueles.
Gracias Amparo por compartir esta vivencias. 🌹😘
Hoy era un relato, hay cosas que pertenecen a mis experiencias y otras no pero te puedo asegurar que no estaba en absoluto dramatizado que me consta, que hay muchos adolescentes viviendo un importante sufrimiento que no saben gestionar bien ¿Habremos hecho mal los padres? No lo sé, siempre se puede hacer mejor, pero cada uno hace como bien puede y sabe. Tú con el tuyo, yo con los míos…En algunos casos, el sufrimiento viene de muy atrás y surge con fuerza en la adolescencia porque es el momento, posiblemente, de la primera crisis personal fuerte. No siempre es fácil para ellos gestionarlo y muy pocas veces encuentran a personas de su entorno que sepan acompañarles adecuadamente. Por eso hay que estar ahí “presentes” al menos para ser faro en su camino, para que sepan a donde volver, donde hay un puerto seguro que va a acogerles y arroparles. En este sentido este confinamiento, está consiguiendo que muchos se recuperen, descansen, se tranquilicen…y se vuelvan a recuperar un poco. Gracias a tí también por tus aportaciones.
Like, que más puedo decir.