Llevo unos días planteándome muchos interrogantes, muchos.
¿No os pasa que, a veces, tenéis temporadas que dudáis de todo?
Por fin ha llegado el fin de curso ¡por fin!
Desde que mis hijos eran pequeños recuerdo que, al llegar estas fechas, las madres ponían caras como de….”ahora todo el verano con ellos” y para mí llegaba la liberación porque el colegio siempre ha sido un lugar problemático, especialmente para el mayor, así que por lo menos, descansábamos unas semanas.
Cuando llegaba finales de agosto y la gente preguntaba
“¿Ya tendrás ganas de que vuelvan al cole?” y yo respondía que no, sus caras también eran un poema…pero yo sabía que empezaba otra vez la parte más dura.
Este curso ha sido muy raro para todos, pero entre confinamiento, trabajo desde casa, poder organizarle la tarea a la pequeña nosotros, echarle una mano…pues que hemos acabado muy bien un curso que, ni en nuestros mejores sueños, pensábamos que aprobaría.
Ahora vienen las preguntas:
¿Es lo mejor para ella, dada la situación, que siga en este mismo instituto y que acabe 4º con los problemas de convivencia que hemos tenido este año?
¿Sería mejor volver a cambiarla a otro centro, siendo que en este puede hacer 4º agrupado (la continuación de PMAR)?
¿Sería mejor olvidarnos de que acabe la ESO, que no la motiva nada y buscar una FP Básica a ver si haciendo algo más práctico y que le guste más conseguimos una mejor actitud?
Y no encuentro respuestas.
El mayor va a hacer la próxima semana, con casi 17 años, el examen de acceso a ciclo medio de FP y no sé si ponerle una vela a Sta. Rita (se las poníamos cuando yo estudiaba para aprobar, porque dicen que es la abogada de los imposibles) para que apruebe, o para que suspenda.
Si aprueba, su autoestima tendrá un chute positivo que buena falta le hace y entrará a hacer un ciclo medio, aunque todavía no tiene muy claro cual, y volveremos a ese sistema escolar que jamás hemos conseguido que dejase de ser hostil para él, que le lleva a índices de ansiedad no deseables, y que le hace sentirse una escoria…si suspende, tendremos que buscar programas de aprendizaje alternativos, no reglados, que le den algún certificado de profesionalidad, intentar que encuentre algún trabajo aunque sea a ratos para que se sienta útil.
Y no sé cual es la mejor opción.
En medio de todas estas dudas académicas, hay que bregar también con su ocio… es la primera vez que mi hijo ha salido un par de días con un grupo de amigas, sin ningún adulto
¿Era demasiado pronto?
¿Puedo fiarme de que no les pase nada grave?
La pequeña es más guerrera, y me consta que hace cosas que preferiría que no hiciera (como fumar), lo sé, lo sabe, lo hablamos, ofrecemos ayuda…pero estoy convencida que es su manera de demostrar que no es como nosotros, de buscar su identidad tan marcada, tan distinta, y que cuanta más oposición encuentre, más va a insistir ella, así que prefiero observar, acompañar, seguir manteniendo la comunicación y estar abierta a su complicidad aunque eso suponga aceptar cosas que no me gustan
¿Estoy haciendo bien?
¿Debería ser más dura?
¿Se me irá la situación de las manos y no me lo perdonaré nunca?
Y no tengo respuestas.
Tanto a sus dificultades académicas como sociales, yo encuentro muchas respuestas en las charlas de profesionales sobre adversidad temprana, sobre orígenes, sobre adopción…y entonces llega el Pepito Grillo de turno a decirte que todo no tiene que ver con eso, que son adolescentes, que hay situaciones que se dan únicamente por el hecho de ser adolescentes y entonces me vuelven a asaltar un montón de preguntas
¿Estaré poniendo demasiado el foco en una parte de su realidad y me olvido de otras?
¿Seguro que tengo bien hecho el duelo del hijo biológico?
¿Por qué entonces pienso que un adolescente bio mío no se comportaría así, tan retador, tan rebelde, con tanta rabia porque ni su padre ni yo hemos sido así, y que quizá no soy la madre más apropiada para ayudarles, que quizá otros padres más “guerreros” estarían empatizando más y ayudando mejor?
voy y me apunto a una webinar para estrechar el vínculo entre madres e hijas adolescentes…y, lo siento, pero es que era para 1º de adolescente.
Si una coach, que supuestamente plantea que tienes roto el vínculo con tu hija adolescente (cosa que yo no creo, tenemos dificultades por la situación, pero muy buen vínculo, sino de qué íbamos a sobrevivir) cree que puedes cogerla por una oreja y llevártela a Ibiza a pasar una semana de retiro hippie contigo (yoga, snorkel, baños de mar de noche…) es que no ha visto una adolescente tan guerrera como la mía ni de lejos…y mira que admiro a mi hija por la fuerza y la valentía que tiene, por su intuición, porque lleva una mujer salvaje dentro que el día que coja un poco más de madurez y sepa guiar su vida va a ser imparable…pero telita.
Siempre pienso en su tutora de 1º de primaria que me llamó para decirme que era “demasiado lista” y le dije que el problema era para mí, para educarla con esa picardía que la ha caracterizado siempre.
Y no sabía cuanta razón tenía.
Supongo que casi todos los padres tenemos todos estos interrogantes en mente ¿o no?
Porque yo también me pregunto porque vivo con tanto miedo todos estos cambios…sabía que llegarían, sabía que la adolescencia no iba a ser fácil (igual tampoco tan difícil), sabía que surgirían preguntas, que buscarían, que querrían ser ellos y que ese “ellos” sería muy diferente a mí porque hay una parte de ellos que es suya, que no me pertenece, que ni siquiera conozco, que no puedo “controlar” y que eso no es bueno ni malo, pero ES.
Descubro que tengo una necesidad dañina de llevar las riendas, de tener el control, que me genera cierta ansiedad qué pueda pasar, que no dejo fluir lo que tenga que ser, que confío en ellos pero “con precaución”, que siempre hay una sombra de desconfianza (con motivos fundados muchas veces) porque, como dice mi padre, “la desconfianza y el caldo de gallina no hacen mal a nadie”.
Cuando te han criado con esta máxima ¿de verdad puedes conseguir acabar confiando en lo que te traiga la vida?
¿O voy a estar siempre intentando controlar que vayan por donde YO creo que hay que ir?
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"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"
El niño tiene 9, todavía estamos lejos de la adolescencia. Mi adolescencia no fue fácil, se las puse difíciles a mis padres y hermanos, pero paso y paso para bien. La adolescencia de mi hijo y el plus de los orígenes nos tiene alerta y no queda más que confiar en ellos. Pero nosotros como padres adoptivos estamos siempre alerta a sus sentimientos y dudas. Así que a seguir adelante y pues tú llevas ventaja. Te seguiré para saber cómo le haces.
Hola Lourdes.
Bienvenida al blog y gracias por tu aportación.
Tienes toda la razón que, con 9 años, la adolescencia aún queda un poco lejos pero, si hay algo que va a salvar el paso por ese “desierto” va a ser tener un vínculo fuerte y un apego seguro, y ese sí que hay que trabajarlo cada día desde que llegan a nosotros.
Yo ahora hay muchas cosas que, mirando hacia atrás haría diferente, o haría menos, o haría más…así que, como tú bien dices, hay que estar atentos a sus emociones, a sus dudas, y acompañarle, contenerle, escucharle con empatía para ir forjando una estructura emocional fuerte. Y la adolescencia llegará igual, pero habrá buenos cimientos.
También cuidarnos nosotros, y conocernos a fondo para saber qué emociones se nos mueven ante sus demandas es importante para afrontar con éxito las etapas más difíciles.
Tienes a tu disposición un montón de entradas ya sobre estos temas en el blog: cuidados, duelos, etc. y también puedes participar, si te apetece, en el grupo de Facebook que cree con el mismo nombre y en el que comparto, además del blog, artículos de profesionales, charlas, cursos, etc.
Un placer compartir experiencias.
Hola Amparo, ¡¡me encanta tu post!!!! Tiene mucha chicha, para hablar horas, tocas muchos temas muy interesantes. Yo tb deseo que lleguen las vacaciones, el nivel de estrés baja considerablemente, sean buenos o malos estudiantes, cuando me decían como madre de seis, que qué horror las vacaciones yo pensaba es lo mejor que me puede pasar, fuera horarios, fuera estudiar, vida bohemia y a nuestro aire. Entiendo tus interrogantes, el duelo del hijo biológico es algo irreal, a mi me valió mucho una frase que me dijo mi cuñada antes de ir a por mi hijo mayor, ” si mi hijo hubiese sido adoptado me hubiese vuelto loca pensando qué ha vivido para ser así (era un TDHA muy complicado ) cómo sé que es biológico no pienso nada, no le des ni media vuelta si te sale difícil, y me ayudó tanto que lo he aplicado siempre y me ha ido mb con esas comeduras de tarro, luego además el tiempo le dio la razón pues mi hijo pequeño biológico es complicadísimo y no se parece en nada a nosotros en forma de ser. Respecto a los cambios de colegio es difícil pero no hay nada peor que un niño que se sienta mal en un colegio hay que intentar cambiarle pero nunca sabes si te equivocas, aunque luego todo pasa muy rápido y cuando te das cuenta ya han dejado el colegio. Ahora la FP es una buena opción y hay muchas salidas, a veces no pueden ni con una FP, uno de mis hijos dejó de estudiar en 4 de eso y ahora está haciendo un curso para arreglar móviles, es una opción muy buena, otro hizo FP medio de informática, terminó y dijo q no le gustaba y ahora hace FP superior de técnico de sonido, no ha estudiado nada, es incapaz de concentrarse y vamos a ver resultados. Otro dejó la universidad y está trabajando mb en la financiera del Corte inglés, y le encanta, el otro día llegó mi cuarto hijo con todo 10 y una mención de honor en bachillerato, se me saltaban las lágrimas después de tanto mal estudiante, y el quinto con todo SB, pero el pequeño está en integración con un desfade de dos años y sólo inventa manualidades y no toca un libro. Los dos únicos buenos estudiantes me crean un estrés horrible porque se ponen nerviosisimos con los exámenes, están eternamente angustiados con los estudios y veo a los mayores que viven tan felices, como si no hubiese mañana, sin plantearse nada que a veces prefiero eso….. La adolescencia en todos los niños es difícil y más en los niños adoptados que les falta parte de su historia, estás irrascible, tan pronto ríes como lloras, tu cuerpo cambia, te planteas a veces para qué vives, de donde vienes, te quieres proyectaren tus padres, las niñas miran a sus madres para ver cómo serán de mayores, los niños a los padres, y ellos no tienen referencias, no saben si serán gordos, calvos, porque no se parecen a nadie…. Piensan y dan vueltas a muchas cosas…. Lo pasan mejor los que tienen buenos amigos y se divierten, si el ambiente es sano es lo mejor que te puede pasar pero si se meten en mal ambiente hay que controlar mucho y ahí empiezan las tensiones, yo creo que en la adolescencia hay que disfrutar con ellos lo bueno y lo malo, es una época preciosa, a mi me gusta ver cómo cambian y crecen, el miedo siempre paraliza y no deja fluir muchas cosas, conectar con ellos en esa época es muy importante y escucharles sin escandalizarse de nada para que hablen y se expresen. En fin, son mis vivencias en casa. Tengo un hijo adoptado con problemas de conducta muy graves, le han detenido varias veces y su futuro pinta muy mal pero nunca tiro la toalla, cada día empiezo de nuevo, me hace llorar mucho pero también reír, lucho cada día por él, si me tuviese que ir a una isla desierta y sólo llevar a un hijo, me le llevaría a él.
Un millón de gracias Gabriela por este compartir tan sincero.
Me maravilla tu explicación de como cada uno es distinto independientemente de su procedencia.
A mí también me encanta verlos crecer, claro que sí, ves en las personas que se están convirtiendo y es maravilloso, pero también complicado muchas veces porque, como tú dices, ellos están en un momento muy difícil: quieren una independencia que aún no pueden tener (aunque los míos “amenazan” con ir a pedir la emancipación legal el día que se les cruza el cable), se miran en el espejo y todo son incertidumbres, tampoco se sienten realizados en los estudios…y si tienen alguna otra pasión, como el mayor mío con el baloncesto, pues bueno, no sé si sacará el examen de acceso a grado medio, pero se ha sacado el título de entrenador nivel I con 16 años porque eso sí le motiva. Este tiene un ocio más sano, mas deportista, ve los amigos y las relaciones de otra manera…me preocupa más la pequeña en ese aspecto, no me convencen tanto sus compañías (aunque cuando hablas con ella ves que hay cosas que tiene más claras de lo que podría parecer), ni tiene una afición que tire de ella y la ayude a pasar estos años complicados.
Sí que en casa, hablando entre ellos, o contándonos cosas que les han sucedido hablan de todo y de todos y es difícil no escadalizarse con algunas cosas que cuentan pero lo intento, para que como tú dices, sigan hablando y contando. Siempre es mejor tener una buena comunicación con ellos y saber en qué andan, como piensan, que sienten…No hay que tirar la toalla nunca, ni con los estudios puesto que de una u otra manera encontraremos el camino de que tengan un futuro, ni con las conductas aunque a veces nos preocupen y veamos que “pinta mal”. A veces, están perdidos, no saben como “encontrarse” y tenemos que ser faro y puerto en que sepan que, cuando quieran, tienen su hogar, su refugio. Que estamos ahí para ellos.