El viernes pasado me levanté un poco revuelta, como malestar en el estómago.
No había comido nada raro, no había motivo aparente.
Al rato caí en la cuenta…¡El TAC!
Esa tarde me hacían un TAC para la revisión del proceso oncológico que atravesé el año pasado.
Los que han pasado por ahí, saben de que estoy hablando. Me encuentro bien, pero toca revisar.
Me hice consciente de ello, me di cuenta de qué me estaba pasando, digamos que el cuerpo se pone en alerta porque recuerda lo duro que fue el proceso, el susto cuando me dieron el diagnóstico, cuando llegaron las analíticas de anatomía patológica…respiré hondo, me tranquilicé, y seguí con mi día.
Al hacer consciencia, el malestar pasó…hasta que me volví a despistar y volvió a aparecer el malestar.
Estuve así todo el día, hasta que me hicieron la prueba.
No me considero miedosa, afronté el cáncer con valentía pero…las sensaciones del cuerpo están ahí.
Nuestro cuerpo siente, y guarda.
Genera una emoción, esa emoción genera un pensamiento, y hay una reacción.
Todo esto en automático, claro.
Es todo un mecanismo de ensamblado desde el reptiliano, al límbico, al prefrontal.
En apenas segundos.
Cuando me hago consciente de todo esto en mí, siempre pienso en mis hijos…y en los tuyos.
Su cuerpo guarda cantidad de sensaciones, de memorias, de recuerdos grabados en cada célula de lo que pasaron desde el momento de su concepción. Cada vez hay más estudios sobre esto.
Cuando tenía que haber recibido seguridad y no la hubo…está ahí.
Cuando necesitaba buena alimentación en la gestación, y no la hubo…está ahí.
Cuando necesitaba calma y hubo estrés…está ahí.
Cuando necesitaba protección y hubo miedo…está ahí.
Cuando necesitaba una mirada amorosa en la que reflejarse, y no la hubo…está ahí.
Cuando necesitaba buen trato y hubo maltrato…está ahí.
Y está ahí haciendo TAC, TAC, TAC, cada vez que se tiene que enfrentar a algo nuevo, o a cualquier cosa que le conecta con aquello que se le quedó grabado en el cuerpo.
De manera automática.
De forma inconsciente.
Aunque haga mucho tiempo, o parezca que ya no se acuerda, o que era muy pequeño. Está.
Igual que a mí me conectaba con las pruebas médicas que me llevaron a un diagnóstico chungo.
¿Ya sabes qué te remueve el estómago a ti?
¿Eres consciente de qué es lo que te causa malestar de las reacciones de tus hijos?
También está grabado ahí, en ti, en tu inconsciente.
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