Hace días que quería escribirte para contarte todo lo que me removió a mí esta película.
Luego el día a día, me va poniendo sus plazos. Y hoy ya he decidido no hacer nada antes de escribir.
¿La has visto? La peli quiero decir…
“La consagración de la primavera” es una película que ha dado mucho que hablar después de los Premios Goya de 2023.
Uno de sus protagonistas, Telmo Irureta, ha sido galardonado con el premio a mejor actor revelación. Su discurso de agradecimiento ha incendiado las redes con opiniones para todos los gustos.
Según él, y así lo expresó alto y claro, los discapacitados también follan y tienen derecho a ello.
Y las redes se vinieron arriba diciendo que los deseos (legítimos) no son derechos y que su derecho era a costa de oprimir a las mujeres (luego resultó que era gay), en fin…te puedes imaginar.
Primero decidí ver la película y luego ya me podía hacer una idea de lo que estábamos hablando.
No sabía lo que era una asistente sexual, nunca había oído hablar de ellas.
Y no, no voy a entrar en ese debate de si es o no explotación, patriarcado, machismo…no estoy aquí para eso.
Te cuento brevemente el argumento para que sepas de que te hablo: un joven con parálisis cerebral (Telmo Irureta) conoce a través de su hermano a una estudiante universitaria (Valeria Sorolla) que decide ofrecerse como asistente sexual (ella era virgen) para ayudarle a tener experiencias sexuales, sensuales, masturbarse, etc. El peli versa sobre la relación que establece con él, con su madre (Emma Suárez), y como se siente a partir de ahí cuando la atraen otros chicos.
Más allá de toda la polémica que levantó, a mí me hizo pensar en la poca atención que prestamos, en general, a las experiencias sexuales de nuestros hijos.
Durante años, había propuesto este tema en ciclos de charlas postadopción o en escuelas de familias en las que participaba. Sin que nadie me hiciera mucho caso.
Ahora que dirijo mi propia Escuela de Familias Adopción Consciente, lo planteé como uno de los temas a tratar en el Aula de Adolescencia durante un mes.
Y observé como, la mayoría de las madres, intentaban echar balones fuera ¿Nos da miedo hablar de la sexualidad de nuestros hijos?
Solo una había cogido el tema de frente y había hablado con su hija (21) de muchas cosas y muy íntimas.
Hubo otra que planteó que no creía que tuviera que hablar con tanta intimidad con sus hija (18) y le cuestionamos ¿Y si no lo hablan con nosotras, con quién?
La mayoría estaban en un punto intermedio: se toca el tema, sin entrar en mucho detalle.
Y tú ¿hablas de sexo con tus hijos adolescentes?
Y volviendo a lo que me despertó la película, pensé en lo claro que tenemos que nuestros hijos tienen dificultades para enfrentarse al mundo.
Tenemos ahí sus experiencias de trauma, la adversidad temprana, la “incapacidad invisible” que pone trabas en la escuela, en la socialización, en las habilidades sociales ¿Y en la sexualidad?
No sé si somos conscientes de las dificultades que les pueden surgir para tener una relaciones sanas en ese ámbito, teniendo tantas dificultades en muchos otros.
Nuestros hijos, en su mayor parte, no tienen dificultades físicas para poder asumir las relaciones sexuales del tipo que sean.
¿Y la parte emocional?
Como gestionan aquí el miedo al abandono cuando la otra persona plantea algo que no quieren hacer o para la que no están preparados ¿Es eso abuso?
Porque van a aceptar, casi seguro, para que no los dejen, para que no les abandonen.
Como intimar de una manera sana con otros cuando no te aceptas, cuando no tienes claro quién eres, cuando tu genética o en tu cultura los tiempos y las formas van de otra manera.
Sin querer caer en estereotipos las chicas romaníes, las africanas, las latinas…son mucho más precoces en sus relaciones, en la maternidad, que nosotras las europeas.
¿Se entiende eso en su entorno? ¿Somos las familias conscientes de eso o las vamos a juzgar con nuestros criterios?
¿Qué pasa si son hijas de madre adolescente, y esa lealtad a su sistema de origen las lleva a buscar inconscientemente esa maternidad temprana? Complicado.
A veces, no se trata solo de hablar, aunque la comunicación nos allane mucho el camino, se trata de verlos, de tomar consciencia, de aceptar lo que son, y lo que traen.
Y suena bien, aunque no sea nada fácil.
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"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"