Estas pasadas Navidades terminamos de ver la serie de “Anne with E” (la tenéis en Netflix).
Son 3 temporadas entrañables.
Me gustó tanto al terminarla que le pedí el libro a los Reyes Magos para mí marido y esa es la foto que acompaña a esta entrada.
Si, como suele suceder, el libro supera a la serie va a ser una delicia, aunque todavía no lo he leído.
Sinopsis: Ambientada en la isla Príncipe Eduardo de Canadá, una pareja de hermanos ya mayores solicitan al orfanato un muchacho en adopción para que les ayude en la granja.
Por “error” les entregan a una niña de unos 10 años y la serie trata de toda la vida de la muchacha hasta su adolescencia.
La maravilla de esta serie está en como refleja esos 3 personajes principales, como van moldeándose unos a otros y al entorno social que les rodea de finales del s. XIX
Anne no lo tiene fácil.
Llega del orfanato con una dura historia detrás de casas de acogida y abusos, de acoso en el orfanato por su aspecto físico que ella a aprendido a detestar por lo insólito, de miedos respecto a su nueva familia, de expectativas.
Todo eso, en ocasiones, llega a su mente y se adueña de ella y sus reacciones no son las esperadas en aquella encorsetada sociedad decimonónica (ni el la de ahora tampoco para nuestros hijos, eso lo sabemos bien los padres adoptivos).
Las consecuencias del trauma están estupendamente reflejadas en cada imagen y en cada secuencia y nos hace ponernos fácilmente en la piel y en la mente de nuestros hijos, que a veces tan difícil nos es de entender.
Tampoco para los adoptantes es fácil.
La serie va reflejando, poco a poco, la propia mochila de cada uno, los duelos con los que han cargado sin resolver.
Sus miedos, también sus expectativas, lo que ellos esperaban (en este caso un chico) y lo que ha llegado, pero también muestra la capacidad de adaptarse a ello, de ir abriéndose al aprendizaje que la niña les ofrece.
Como se enfrentan al entorno, a esa sociedad cerrada cuando Anne les abre los ojos a otras circunstancias y a otras realidades (sociales, raciales, económicas…).
¿Cuántos de nosotros no hemos aprendido de nuestros hijos cada día, de su manera de ver la vida, de poner en valor lo que es importante y lo que no lo es tanto?
¿Cómo nos han hecho de espejo y nos han ayudado a crecer día a día a su lado?
Finalmente, al llegar a la adolescencia, además de afrontar muchas otras crisis como era de esperar, surge con fuerza la inquietud por sus orígenes: quién es, porqué es así y de donde viene. Incluso pone en duda la historia que le habían contado de ella misma y todo lo que eso la remueve por dentro…
Cada uno de los adoptantes afrontan esta situación de una manera diferente pero, al final, como no podía ser de otra manera después del vínculo que habían forjado, ahí están para acompañarla en esa dolorosa búsqueda y para que ella rellene los huecos que pueda y afronte con coraje el maravilloso futuro que la espera con aceptación de lo que es y de la persona en la que se ha convertido.
Nuestros hijos, cada uno en su momento, van a afrontar este tema a su manera.
Algunos de manera más dolorosa, con incertidumbre, con intranquilidad, con desasosiego….otros con más calma pero, lo importante, es que sepan que nosotros estamos ahí para acompañar, sea como sea la búsqueda.
Encuentren lo que encuentren…o si no encuentran.
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"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"
También la vi con una chiquilla que vive conmigo pero no es adoptada ni acogimiento es porque en su casa hay malos tratos y ella pasa todo el día conmigo.
Es una serie preciosa. Nos gustó mucho.
Vaya…siento la situación de esa niña. Al menos, te tiene a tí como figura de apego. A mí me gustó tanto la serie que ahora me estoy leyendo el libro en el que se basa. Un abrazo para tí y para la niña.
Gracias!
Iniciando la lectura 👌