Otra película que pone el foco en el daño previo en la familia biológica.
Cada día me gusta más ver esa otra parte.
Es una historia de adopción en la familia extensa ante la orfandad de una niña que pierde su madre al nacer y su padre a los 8 años.
Ante esta situación solo le queda un tío, hermano de su padre, violinista prodigioso, que está muy dañado por su historia previa durante su propia infancia: maltrato, abandono, trauma.
Él se ha centrado en ser un violinista famoso, y en protegerse con una coraza de ego prácticamente infranqueable, que deja fuera a todos los que le quieren.
La inocencia, la alegría, y sobre todo la historia que le va contando su sobrina, hacen de él una persona nueva, que va sanando el dolor que destilaba.
Con final feliz, si algo no me gusta, es que sea la niña la que tenga que tirar del adulto que debería servirle de soporte a ella. Digamos que se convierten, mutuamente, en tutores de resiliencia el uno del otro pero, no olvidemos nunca, que la responsabilidad es nuestra. Ellos no vienen a cargar con nuestra historia que bastante tienen con la suya.
Nosotros tenemos que venir llorados de casa.
La banda sonora espectacular, una delicia para los amantes de la música.
Descarga GRATIS la guía:
"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"