El viernes pasado hice un viaje en tren sola.
Me encanta viajar en tren.
Delante mío, iban un par de muchachas de unos 20 años, o poco más.
Se las sentía entusiasmadas con el viaje.
No hizo más que arrancar el tren, una de ellas se dio cuenta que se había dejado un documento importante, por lo que pude oír creo que el pasaporte.
En pocos minutos, habían encontrado una solución con la amiga.
Llamó a su madre para que hiciera la parte de la solución que le correspondía a ella.
Se trataba de que hiciera SOLO su parte: escanearle el pasaporte y enviárselo.
¿Qué crees que hizo la madre?
¿Escuchar? No
¿Reconocer la facilidad de su hija para encontrar una solución en un momento de nervios? No
¿Hacer su parte y pensar juntas el paso siguiente? No
Primero le recriminó su despiste…algo que ya no tenía remedio.
Y después no paró de ponerle pegas hasta que hartó a la hija que le colgó.
Ahí tenías a la chavala veinteañera, en una situación que nos hubiera puesto nerviosa a cualquiera, sosteniendo los nervios de su madre, aún después de haber buscado una solución, en lugar de sentirse apoyada por la madre en ese momento.
¿Cómo lo ves?
¿Qué hubieras hecho tú?
No sé en qué punto tienes a tus hijos ahora, quizá ya están empezando a volar solos también.
Como esta chica del tren.
O como los míos.
¿Y les das la seguridad que necesitan?
¿Sabes regularte tú en un momento difícil para poder sostenerlos a ellos?
Para que crean en ellos, tenemos que creer primero nosotros en ellos como dice el cartel de los conejitos.
Me gustaría decirte que sí, que yo siempre lo hago, que soy infalible.
Y no, no soy infalible….a veces, también meto la pata y me puede mi propia inseguridad, o mi miedo.
Por eso entiendo tus inseguridades y tus miedos y puedo acompañarte a vivir las situaciones desde otro lugar de más calma y crear un mejor vínculo con ellos aún en los momentos difíciles.
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