Hace días que tengo ganas de escribir.
Estoy invirtiendo mucho tiempo y energía en crear actividades, talleres, directos de IG, charlas…y estoy dejando un poco de lado esta faceta mía.
Y últimamente, siento que lo echo de menos.
Me han pasado algunas cosas, que me han dado ese pellizco que me hace pensar: “Debería compartir esto, me apetece”
Así que te las voy a ir haciendo llegar poco a poco.
El fin de semana pasado, estuve organizando papeles en la oficina, que desde la mudanza no había tocado nada.
En mi oficina, tengo una estantería con papeles de casa, de los chicos, de mis antiguos trabajos… un poco de todo.
Revisando para organizar, me encontré con las carpetas con los boletines de notas de mis hijos.
Y también los informes, expedientes, y demás papeles…
Una historia de desencuentros, de pruebas, de desinformación, de no saber, de sufrimiento en definitiva tanto para mis hijos como para nosotros.
Han pasado ya muchos años desde aquello, unos 13 años desde que la situación se puso fea.
A día de hoy, mi hijo mayor ha realizado una formación de su gusto y está trabajando en algo que le apasiona.
La pequeña, que no tuvo tanta dificultad aunque la ESO tampoco fue fácil, también está en otra etapa.
¿Cómo es posible entonces que, aún viendo que han salido adelante a mí se me siga revolviendo el estómago?
¿Por qué yo me quedé unos días “tocada” ?
Aún ahora que te lo estoy contando, si pongo atención en mi cuerpo, siento un nudo en el estómago.
Y como una cerrazón en la garganta, ya más pequeña pero ahí está todavía.
Si yo que tuve una vida escolar buena, por no decir muy buena, siento todo esto al ver unos papeles, incluso después de haber superado esa etapa…
¿Cómo pueden llegar a sentirse mis hijos?
Os confieso que eliminé todas las pruebas de eso y les he dejado unas carpetas “asépticas” solo con los certificados que eran realmente necesarios.
Y que tengo que buscar el tiempo para ahondar en esos sentimientos míos y ver la manera de transmitirlos para que pueda servir mi experiencia a otras familias.
No somos conscientes, y deberíamos, de como les afecta a ellos toda esa dificultad, un día tras otro, durante tantos años.
Los que empiezan con dificultades académicas, o de conducta por su hiperalerta, con falta de integración, con problemas de socialización, el tuyo tendrá su propia historia…tiene que ser muy muy duro de gestionar para ellos a diario.
Un día detrás de otro, una semana detrás de otra, un curso después de otro…
Necesitamos formarnos y saber sobre el origen de sus dificultades y encontrar la manera de darles el andamiaje necesario para que sea lo menos traumático posible para ellos.
Tenemos que ir al cole y aprender a transmitirles esas necesidades de nuestros hijos, o la posibilidad de que ellos también se formen para que no sigan dañando, obviamente, de manera inconsciente, como nos ha pasado a nosotras cuando no sabíamos.
O tenemos que ver la forma de salir del cole.
Cuando hablo con familias de Latinoamérica ven el homeschooling como una posibilidad al mismo nivel que ir a un cole público o privado, y aquí en España, en general ni nos lo planteamos por miedo a lo que pueda pasar, aún cuando vemos el sufrimiento de nuestros hijos en nuestro día a día.
Entramos en la rueda de hámster, la primera yo que lo hice, sin ser conscientes del daño y de las consecuencias del mismo.
Y sin tener muy claras las prioridades de nuestros hijos…ni las nuestras.
En fin, me apetecía compartirte este dolor que se me ha removido.
Y hacerte poner consciencia en el dolor de ellos que es el que más importa (no es que el tuyo no importe, es que en el suyo, llueve sobre mojado).
Amenazo con volver por aquí en breve a contarte más cosas…
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