Llevo más días de lo habitual sin escribir ninguna entrada y no, no estoy de vacaciones.
Son tiempos raros y esta semana pasada ha sido especialmente “extraña”.
¿No tenéis vosotras la sensación de que hay días, semanas, que parece que todo fluye (o al menos esa es la sensación más generalizada) y otras que parecen una carrera de obstáculos y no encuentras tregua?
Intentas seguir con tus proyectos, con tus rutinas pero te resulta prácticamente imposible, necesitas estar casi todo el día cogiendo aire.
Nada más lejos de mi intención que hacer de este blog un relato autobiográfico pero, hay momentos, en que lo que tú vives te conecta más directamente con las emociones por las que habitualmente pasan nuestros hijos, y tomamos consciencia de cuanto nos cuesta manejarnos a nosotras…
¡Cómo no les va a costar a ellos!
Desde Navidades, fui perfilando un nuevo proyecto de futuro, necesitaba hacer un Máster para el que me pedían un titulación y también un nivel de idiomas.
Era volver a tocar con la punta de los dedos un sueño…un tren que dejé pasar en la adolescencia por decisiones mal tomadas, por ser “adaptativa”, por agradar, por ser “demasiado” obediente…y que ahora oía silbar a lo lejos, aproximándose, y era posible volver a coger ese tren, en otro vagón, con otra experiencia laboral y vital.
Me ha costado muchos años aceptar mi responsabilidad en aquella mala decisión, era más fácil estar rabiosa, quejarme, sentirme víctima…pero con trabajo la aceptación llegó y, desde ahí, podía volver a construir otro futuro.
Rápidamente me puse manos a la obra, tomé acción, para estar bien preparada cuando el tren parase en el andén: desempolvé mi francés, busqué una profesora de apoyo para preparar el examen oral, me aseguré de inscribirme en un examen online para que el Covid no echara por tierra mi proyecto….
Sabía que mi formación universitaria no estaba avalada por un título sino, simplemente, por una certificación que, en mi época sí te avalaba para hacer un postgrado o para opositar, así que me acerqué a secretaría de admisión, en febrero, para asegurarme de que con eso era suficiente para ser admitida y me dijeron que sí, claramente que sí.
Sin embargo, ahora, en el momento de la verdad, me han dicho que no, que sin un título físico, no me podían admitir.
Pedí cita, y fui presencialmente a pedirles explicaciones para mirar a la cara a la persona que me había dicho que sí y me había dejado levantar todo un proyecto de futuro sobre la nada…estaba allí, pero ni siquiera fue capaz de levantarse de su silla y acercarse a la ventanilla a pedirme disculpas, otra compañera hizo ese trabajo “sucio” por ella.
Tampoco se esmeró mucho, era más fácil dudar de mi palabra….
No soy capaz de describir la rabia, la impotencia y la frustración que sentí en esos momentos, ni de explicaros lo removida que me dejó por dentro….
¿En serio?
¿En serio vale más que hace más de 30 estudiara curso más o menos de una carrera que está totalmente desfasada?
¿Vale más eso que los más de 30 años de experiencia laboral en la empresa (para dar clases de administración y empresa, que es de lo que se trataba)?
¿Más que la cantidad de cursos privados sobre empresa que tengo?
¿Vale más, para dar clases a adolescentes, que toda la formación que tengo en crecimiento personal, en psicología, en inteligencia emocional, en sistémica?
Pero bueno, da igual lo que yo creo que valgo…solo importa por lo que ellos me valoran…nuestro sistema escolar…ya desde antes de dejarte ser profesor….es el mismo criterio por el que valoran a nuestros hijos… y claro, al reflexionar sobre todo esto me doy cuenta de como les desestabiliza a ellos esa misma frustración, esa misma rabia.
Curiosamente, me siento en el mismo punto que mi hijo de 17 años: creemos en un futuro profesional, en un sueño, pero no sabemos como alcanzarlo por dificultades académicas
¡Quién me lo iba a decir a mí!
Es extraño, muy extraño, a mí me encantaba ir al colegio, para él siempre ha sido un sitio hostil, yo sacaba buenas notas, él ha ido pasando a trancas y barrancas y no ha conseguido titular la ESO, pero en este momento…estamos en el mismo punto
¿Me estará queriendo decir algo la Vida?
Posiblemente tengo una lección que aprender con todo esto.
O quizá, simplemente, el verme en este punto, pueda ayudarme a acompañarle mejor a él en su recorrido.
Vuelvo a reflexionar “en voz alta” con vosotras y para vosotras…continuamos en el camino del acompañamiento desde la consciencia, desde el saber mirar lo que cada momento nos va mostrando.
Descarga GRATIS la guía:
"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"