Si hay una palabra que defina este tiempo que vivimos es esta: INCERTIDUMBRE y, posiblemente, sea la que peores ratos nos está haciendo pasar a todos ¿no?
Todos nuestros planes, fueran de mayor o menor envergadura, han quedado en suspenso y algunos ya, desgraciadamente, cancelados:
- Mi hijo iba a hacer el Camino de Santiago con su grupo de tiempo libre: cancelado
- Mi examen de B1 de francés que necesito certificar para estudiar un máster el próximo curso: cancelada la matrícula (no me dan más explicaciones)
- Las evaluaciones de los cursos de nuestros hijos…: incertidumbre
- ¿Podremos ir de vacaciones este verano si la economía lo permite? incertidumbre
- ¿Cuándo será seguro salir de casa a hacer vida normal? incertidumbre
La vida nunca es un valor seguro, todos somos sabemos que puede cambiar en cualquier momento pero nunca habíamos sido tan conscientes como ahora, creo yo.
De hecho, podría decirse que nos han sacado de nuestra zona de confort de una patada en el culo (con perdón).
Esto puede hacernos sentir una sensación extraña y desconocida para muchos…otros quizá hayamos tenido la vida ya alguna que otra vez “en suspenso” pero, de cualquier manera, se traduce en ansiedad, no duermes igual de bien por las noches, tal vez te cueste más centrarte, o estés más irritable…cada uno lo vamos sacando como podemos y hay cantidad de chistes al respecto porque, si algo nos salva en este país, es el humor.
Con risas o sin ellas, la situación es la que es: incertidumbre.
Como me he propuesto que este tiempo sea de crecimiento y aprendizaje (aunque hay ratos para todo) el fin de semana participé en una charla que organizó AFAIC (Asociación de familias adoptivas de Islas Canarias) de Carmen Mateo (psicóloga sanitaria especializada en procesos de adopción y autora del libro “Ser adoptado”) en el que trataba este tema de la incertidumbre y decía ella, que muchos de nuestros hijos han vivido con esta incertidumbre desde su más tierna infancia y que, posiblemente, ahora la estarían reviviendo y sintiendo también la nuestra.
Ellos, como nosotros, la van a manifestar de muy distintas maneras: más nerviosismo, más rabietas, más enfados, dormir peor o dormir mucho, comer más o menos de lo habitual…depende un poco de cada uno y de la edad, pero debemos estar al tanto de esos síntomas, escucharlos, acompañarlos y, en la medida de lo posible, tranquilizarlos.
Con toda la información que les llega y, aunque nos parezca que no, les llega más de la que parece, ellos se pueden estar planteado qué será de ellos si a nosotros nos pasa algo (es algo que mis hijos se han planteado muchas veces y lo han verbalizado algunas), que sucederá si perdemos el trabajo y la economía de la familia queda maltrecha, otros más mayores están preocupados por como van a acabar el curso y como va a afectar al siguiente, y aún más por saber cuando van a dejarles salir de casa para ver a sus amigos y volver a su vida…tienen toda su vida en el aire.
Nuestros hijos ya tuvieron su vida en el aire y esto les resuena con más fuerza que a los demás, si cabe.
Niños institucionalizados atendidos por funcionarios de cambiaban de un día para otro, sin saber cuando iban a salir de allí ni siquiera si saldrían algún día…y ese día llegó y llegamos nosotros, y para ellos, llegaron nuevas incertidumbres: cambió su entorno, el clima, el idioma, los olores….no nos conocían, no sabían donde iban, todo era nuevo, distinto, incierto.
Ojalá, esta nueva realidad que nos rodea, nos sirva para empatizar más con esos sentimientos y esas reacciones que son las que les han movido a ellos siempre.
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"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"
La incertidumbre existe por cualquier contratiempo de tu vida. Yo creo que los chicos van a salir más reforzados tanto en valores y madurez .Son mucho mejor que los adultos. Sabiendoles guiar. Me ha encantado.
Claro que sí Ceci pero, no es lo mismo tener una situación de incertidumbre con 20, que con 40, que con 50 que haberla tenído en los primeros años de tu vida. Cuando además esa incertidumbre va asociada a institucionalización, maltrato, abandono, etc. Son experiencias que quedan marcadas en ellos de manera que les vuelven a resonar con fuerza en otros momentos de su vida aunque esas realidades ya hayan cambiado. Se les quedan grabadas a fuego. Esperemos que todo lo bueno que está pasando, les haga salir, como tú dices mucho más reforzados. Me alegro que haya gustado.