Con mejores o peores medidas, con más o menos miedo, pero ha empezado el curso escolar.
Ya veremos cuánto da de sí y como se desarrolla en medio de las curvas ascendentes y descendentes de contagios.
El comienzo del curso, de este también, hace correr en redes carteles y artículos que nos hacer recordar un problema que acecha a nuestros chavales en estos tiempos: el acoso.
Hoy quería relacionarlo con una noticia que también he leído varias veces en redes y que, puede parecer que no tenga mucho que ver, pero yo lo veo totalmente relacionado y creo, además, que la responsabilidad es nuestra.
Me refiero a una noticia de unas chavalas que han increpado a otras en el metro de Madrid con insultos racistas, alguien lo ha grabado y lo ha hecho circular en redes.
No voy a entrar en si es lícito o no, que esa es otra…..
Al hilo de esta última noticia he leído hoy un escrito en un grupo de Facebook, al que pertenezco hace un tiempo y en el que aprendo muchas cosas sobre las dificultades de las personas racializadas, el texto en sí no tenía desperdicio pero, me he quedado sobre todo con una frase:
” Es el odio por el odio, es la falta de amor que no tienen en casa, ni en la escuela; es la rabia de solo tener algo tan volátil…..”
Y aquí es donde han saltado TODAS mis alarmas porque, muchas veces, cuando hay un problema de acoso, de racismo, de falta de respeto al diferente, lo que más se escucha es: “no, el mío no” ¿estamos seguras?
Muchos de nuestros hijos sufren acoso, o al menos viven situaciones complicadas, por su condición de adoptados, por sus rasgos físicos, por el color de su piel…pocas somos las que no hemos vivido situaciones de este tipo y algunas veces han tenido consecuencias muy dolorosas que luego hemos tenido que acompañar, como hemos podido, por las secuelas que les han dejado.
Yo misma lo he sufrido con los dos, en edades diferentes, en situaciones diferentes, pero en los dos han hecho mella.
Ninguna de nosotras pensamos que nuestros hijos en otras situaciones vayan a menospreciar, insultar, o ningunear a otras personas pero, la realidad, es que pasa…por presión del grupo de iguales, porque no piensan lo mismo que dicen los demás pero se callan, porque han oído esto o aquello y les parece que tienen razón….y escupen de una u otra manera su rabia (y de esta muchos de los nuestros van sobrados) contra otros, y ahí la responsabilidad es nuestra.
Nuestra porque somos nosotras las que tenemos que saber detectar ese nivel de rabia, saber porque situaciones están pasando, como y con quien se están relacionando, qué piensan, como reaccionan, como actúan y que necesitan para acallar todo eso que bulle dentro de ellos….mirar para otro lado, nunca es la solución.
Es cierto que, a pesar de todo el amor que les damos, ellos hay ocasiones en las que no pueden evitar esas explosiones, ni contra ellos, ni contra nosotros, ni contra los demás, pero serán menores y se irán espaciando en el tiempo si cuando suceden, somos capaces de mantener la calma, de acoger esas emociones tan destructivas, de acompañarlos para que aprendan a relacionarse con ellas, en definitiva, de respetarlos para que ellos también respeten a los demás y no estallen contra otros.
¿Qué tal gestionamos nosotras nuestra rabia?
Porque quizá por edad, por educación porque, por supuesto, tenemos más control que ellos, vamos tirando…pero sabemos que está ahí, que no dejamos de perturbarnos, que nos bulle algo por dentro y que ser consciente, identificarlo, mirarlo de frente y saber qué nos está diciendo es la única manera de aprender a solucionarlo para nosotras y para ellos.
Y la responsabilidad es nuestra.
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"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"