Como os decía la semana pasada, septiembre es un mes que suele venir cargado de nuevos proyectos.
Y los nuevos proyectos ilusionan…quizá empezar una nueva actividad, un nuevo trabajo, un cambio de destino, una mudanza, proponerte superar un reto, emprender, decidirte a dejar un trabajo que no te llena por otro que te apasiona…
Los nuevos proyectos, también dan un poco de miedito, necesitan tesón, perseverancia, intuición, formación, preparación…y mucha, mucha paciencia.
A veces, crees que eso es fácil de poner en marcha, que lo vas a lograr, quizá delegas parte en alguien más preparado, y parece que nada es suficiente para que fluya….que surgen más y más inconvenientes, o tu cuerpo y tus fuerzas no te acompañan al ritmo que necesitarías, o se cruza cualquier otra cosa.
¿Os ha pasado?
¿Recordáis alguna situación en la que os hayáis sentido así?
¿Cómo la habéis gestionado?
Este es uno de los aprendizajes que me ha traído este verano.
Llevo tiempo con un proyecto en mente, empecé a ponerlo en marcha, delegué pensando que sería más rápido, y todo continúa con una lentitud pasmosa, que me enerva.
Cuanto más me formo, más consciente soy de lo mucho que me queda por aprender y del trabajazo que va a ser poner en marcha algo que yo creía que sería mucho más sencillo.
¿Y qué puedo hacer para afrontarlo? Os cuento lo que me funciona a mí…al menos a ratos:
Respirar hondo y conectar con aquello que me está haciendo sentir mal, puede ser el llamado síndrome del impostor “Donde voy yo a meterme en esto si no tengo ni idea”, puede ser no sentirte apoyada, puede ser que los miedos hayan cogido el timón….cada una tenemos esas cosillas que nos frenan, y es muy importante tomar consciencia de que es exactamente lo que está pasando para buscar la solución adecuada.
Y luego, tomar mucho té (y más que deberíamos tomar):
Escuchar-te
Cuidar-te
Mimar-te
Cuando estamos poniendo resistencia a comenzar aquello que realmente queremos hacer, nos estamos saboteando…y hay que buscar el porqué de este comportamiento inconsciente para trabajarlo y conseguir nuestro objetivo.
Estos días, una de mis primeras coachees ha logrado lo que se propuso, lo que vino a trabajar conmigo, siempre procrastinaba, lo dejaba para más adelante…y decidió coger el timón, con miedo, con dudas, pero también con fuerza, mirar de frente sus fortalezas, sus debilidades, ver qué estaba pasando….y, por fin, lo ha logrado. Estos días hablo con ella y, en medio del nerviosismo propio de los nuevos comienzos, está feliz de su logro. ¡Feliz!
Sin duda, el mayor proyecto que he iniciado en mi vida ha sido el de ser familia por adopción, como muchas de vosotras. El reto es complicado y todos los esfuerzos, por momentos, parecen ser pocos. Hay momentos de ilusión, de felicidad pero también de miedos, de incertidumbre, de duda…
Tanto al principio de la convivencia, como cada vez que se pasa de etapa, o simplemente cuando, como ahora, se inicia un nuevo curso, quizá un nuevo colegio, nuevos compañeros, nuevos retos…se mezclan nuestros miedos con los suyos.
A veces los suyos son muy intensos, muchos de nuestros niños son muy inseguros, tienen la autoestima justica y, cuando tienen que enfrentarse a nuevos proyectos, les salen todos sus miedos, en ocasiones disfrazados de rabia y es complicado acompañarles…cuanto más mayores, más complicado…
Debemos prepararnos para este acompañamiento, muchas veces terapéutico, debemos sanar nosotras, superar nosotras, aprender nosotras, experimentar nosotras, para comprenderles, para mostrarles lo que pasa, para ayudarles a mentalizar, para que entiendan que un nuevo curso, un nuevo proyecto, una nueva actividad, un nuevo reto…tiene todos estos ingredientes…y que es normal, y que está bien y que pueden superarlo.
Y que cuando lo superas y lo consigues te sientes feliz.
Y sobre todo, que sepan que vamos a estar ahí siempre, para tenderles una mano cuando les flaqueen las fuerzas.
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"Lo que me hubiera gustado saber antes de adoptar"